Historias monumentalesmedio

El líder del medio campo

TRAS REALIZAR UNA GRAN INVERSIÓN, RIVER INCORPORÓ A JOSÉ VARACKA, UNA DE LAS FIGURAS QUE TUVO INDEPENDIENTE DURANTE OCHO TEMPORADAS. EL VOLANTE CENTRAL VISTIÓ LA CAMISETA DEL MÁS GRANDE ENTRE 1960 Y 1965, PERO NO SE DIO EL GUSTO DE DAR UNA VUELTA OLÍMPICA PORQUE FORMÓ PARTE DE UNA ÉPOCA QUE INTEGRÓ LA SEQUÍA DE 18 AÑOS.POR ADRIÁN DALMASSO

POR ADRIÁN DALMASSO

FICHA TÉCNICA

  • RIVER PLATE (1960-1965)
  • 147 PARTIDOS
  • 1 GOL
  • 0 TÍTULOS

La incorporación de José Varacka a River Plate fue una verdadera revolución. No solamente por la cifra exorbitante de 2.500.000 que el cuadro de Núñez pagó por su pase, sino porque en esos años iniciales de la década del 60, el legendario “Puchero” era uno de los mejores volantes centrales del país.

Llegó para jugar la temporada de 1960. Con él arribaron el brasileño Paulinho, el peruano Joya y el entrenador Alejandro Galán. Varacka vino precedido de una gran fama, producto de memorables actuaciones en Independiente de Avellaneda. Era espigado, señorial. Tal vez algo lento, pero pisaba la cancha con seguridad de líder, la entregaba redondita, y no daba concesiones en la lucha. Gritaba, ordenaba, protestaba. Tal vez fue el continuador del estilo de viejo volante central personificado en Pipo Rossi, y que más acá tuvo espejo en jugadores como Claudio Marangoni y Sergio Batista.

“JOSÉ VARACKA: El dueño de la pelota en este River 1963”, rezaba su tapa en El Gráfico de aquel año.

Sin embargo su llegada a River lo obligó a reconvertirse en volante por la zona izquierda y desde allí, jugando con el polaco Cap como ladero, comandó los férreos e infructuosos intentos de ese equipo por llegar al campeonato. Solo conquistó un gol con la banda roja. Fue en el Gasómetro de Boedo ante San Lorenzo con un golpe de cabeza, en la temporada 1963.

La llegada en 1964 de Roberto Matosas lo fue relegando poco a poco del equipo titular. Se fue de River a comienzos de 1966. Jugó en primera 16 temporadas y fue referente de la Selección Nacional en los mundiales de 1958, 1962 y 1966. El tiempo lo devolvería a River Plate en 1983 en el rol de entrenador. Ese fue el peor año de River en su historia, y el equipo no estaba exento. Llegó a cuartos de final en el Nacional y se fue.

Para ese entonces, ya pesaba sobre él, la molesta superstición que lo encasillaba como “mufa”. Pero eso es solo una anécdota más en una carrera tan destacada. Se lo recuerda con el respeto que siempre supo imponer dentro del campo de juego.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN Nº105 DE REVISTA 1986 (MAYO DE 2021)

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