La Libertadores Nº0
En 1948 River perdía la chance de ser el primer club campeón de América. Los antecedentes demuestran la mala racha en torneos continentales. Cómo se organizó la copa previa a la Libertadores. La falta de gol de River en la final contra el Vasco Da Gama. La presencia de un invitado especial: el General Juan Domingo Perón.
Hay muchos que creen que la tortura de River en certámenes internacionales comenzó con su propio debut en la Copa Libertadores en el año 1966. Pocos saben que en la prehistoria del máximo torneo continental, ya existían indicios contundentes de una realidad que se repitió dramáticamente, durante varios años. Un River completamente poderoso, por siempre candidato y, muy a menudo, frustrado en sus aspiraciones.
La idea de crear un certamen continental de clubes -cocinada por Peñarol a comienzos de los ‘60-, tuvo su piedra angular en una iniciativa de los dirigentes de Colo Colo de Chile, quienes luego de un soberano esfuerzo, organizaron la Copa Sudamericana de Campeones de 1948, un torneo (sin el padrinazgo de la Conmebol) que reunió a 7 de los 10 campeones de ese año: River Plate de Argentina, Nacional de Montevideo, Colo Colo de Chile, Vasco da Gama de Brasil, Litoral de Bolivia, Municipal de Lima y EMELEC de Ecuador.
La disputa fue toda una novedad, así que durante todo un mes, los ojos del fútbol americano se posaron en el Estadio Nacional de Santiago, única sede de este campeonato que promedió 39.000 espectadores por noche. De movida se percibía una disparidad notable entre tres equipos (River, Nacional y Vasco) y el resto. La lógica no se ausentaría de esta cita tras la cordillera.
El River que jugó en Santiago era un River post-máquina. Ya no estaba Adolfo Pedernera y Hugo Reyes jugaba más que Juan Carlos Muñóz. Esa sería la última temporada de José Manuel Moreno como jugador millonario. Al equipo lo dirigía José María Minella y contaba con un Alfredo Di Stéfano exorbitante, goleador y figura en el título obtenido en el año 1947. La Máquina y su fútbol fulgurante habían adquirido un prestigio tan notable que su llegada causó conmoción y fue imposible no considerarlo candidato.
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En 1948 River perdía la chance de ser el primer club campeón de América.
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El primer partido de River en el campeonato (y el primero en la historia del Club en certámenes internacionales oficiales) se jugó la tardecita 18 de febrero del 48. El rival fue EMELEC de Ecuador, el cuadro de la empresa eléctrica de Guayaquil. Tres goles de Hugo Reyes definieron rápido el match en el primer tiempo, luego Joaquín Martínez completó el 4-0 en un pleito absolutamente cómodo. La misma tesitura tuvo tres días más tarde el segundo juego ante Municipal de Perú. Fue 2-0 con tantos de Loustau y Labruna. La banda roja que también visten los limeños obligó a River ese día a utilizar la casaca alternativa de bastones tricolor.
El cotejo bisagra de ese campeonato fue el choque contra Nacional de la 3ª fecha. El bolso había relegado puntos clave en las fechas de inicio y estaba en el certamen para hacer daño. River fue al ataque desde el comienzo pero se topó ante una efectiva máquina de contragolpear. Fue un doloroso 0-3 con altas actuaciones del ya veterano Atilio García, “Mandraque” Luis Ernesto Castro y de un joven wing derecho extremadamente hábil llamado Walter Gómez.
Tras vencer con facilidad a Litoral de Bolivia por 5-1 (Di Stéfano 3, Moreno y Loustau), River sabía que para ser campeón no le quedaba otra que ganar los dos cotejos restantes con Vasco da Gama y Colo Colo, pero la esperanza no llegó hasta el segundo partido.
El 14 de marzo, 45.000 personas presenciaron la denominada “batalla de las franjas”. Vasco da Gama era el multicampeón carioca y su formación (con Barbosa, Ademir, Maneca, Djalma, Friaca, etc.) la base de la selección brasileña que perdería dos años más tarde la final de su mundial en el Maracaná. Hubo pierna fuerte y mal intencionada. Hubo piñas y expulsiones. Hubo varias chances para River. Pero no hubo goles y la paridad habilitó el festejo de Vasco, que recibió como trofeo una hermosa escultura de un cóndor de bronce de mano del invitado especialísimo de la tarde: el General Juan Domingo Perón.
Cinco días luego, un gol de Alfredo Di Stéfano le dio a River el triunfo ante Colo Colo y el puesto de subcampeón. En aquel momento, el sinsabor fue muy pequeño, pero casi 50 años más tarde, la Confederación Sudamericana de Fútbol analizó uno por uno los argumentos esgrimidos por Vasco da Gama para considerar esta Copa como certamen oficial, logrando su cometido. Indirectamente, añadió un capítulo más, al largo dossier de frustraciones sudamericanas de la querida banda roja.
Texto publicado por Adrián Dalmasso en el #21 de Revista 1986. Recibila en tu casa. Hacé click acá.