Historia

Rusia, el mundial de la sospecha

El libro El Gran Arrepentido del periodista Facundo Pastor revela detalles de cómo fue la polémica designación del país moscovita como sede de la Copa del Mundo. El homenaje a Don Julio, la furia del FBI y el dossier del Mossad.

La FIFA le tenía preparado un homenaje especial a Don Julio en el medio de la votación para reelegir a Joseph Blatter. Era la primera elección a presidente sin el poder subterráneo del hombre que ocupó el sillón de la vicepresidencia de la entidad sin siquiera saber una palabra de inglés. Los meses venideros a su muerte estuvieron marcados por un profundo cambio en el clima interno. Los negocios ya no fluían con total normalidad y reinaba la desconfianza entre los líderes. Era un secreto a voces que el FBI estaba tras los movimientos financieros personales de muchos dirigentes. Incluso, una línea interna de la FIFA se preguntaba por qué Blatter se movía con tanta tranquilidad en medio del caos reinante. Y así recrudecían las teorías conspirativas sobre los doble agentes, los infiltrados y los arrepentidos dispuestos a revelar los secretos de la cúpula del poder.

Pasaron cuatro años de aquel congreso llevado a cabo en el Hallen Stadion de Zúrich el 31 de mayo de 2011. Fue el día en que las 208 federaciones futbolísticas del mundo se juntaron para decidir el futuro de los mundiales 2018 y 2022.

Tras la polémica votación ganó Rusia para el primero y Qatar para el 2022, el país proporcionalmente más rico del mundo. También uno de los más cuestionados, sobre todo por otro de los candidatos, Estados Unidos, que fantaseaba con quedarse con la organización de otra copa del mundo y presenció cómo designaban a un país acusado de brindar apoyo logístico a grupos terroristas fundamentalistas como el Estado Islámico y otros tantos que surgieron como desprendimientos de Al Qaeda.

El impacto de la designación alentó un sinfín de sospechas. Estados Unidos no se iba a quedar quieto y callado observando cómo le sacaban un negocio millonario. Mucho menos si era beneficiado un país enemigo.

A partir de ese día quedó en duda la transparencia sobre aquella elección. ¿Quienes votaron por Qatar recibieron dinero a cambio? ¿Existieron hechos de corrupción detrás de la elección?

Varios servicios de inteligencia mundiales comenzaron a indagar en el asunto. La propia FIFA sobreactuó con el inicio de un suma- rio interno al que llamó el Informe García, en alusión al apellido de quien encabezó la investigación, el ex fiscal general de los Estados Unidos, Michael J. García, quien fue designado como presidente del equipo de investigación interno manejado por la Comisión de Ética.

También surgió un “dossier” que la agencia de inteligencia israelí Mossad le anticipó al FBI. Las conclusiones de los agentes fueron contundentes. Los principales dirigentes de la FIFA habían movido más de 72 millones de dólares hacia “destinos no oficiales”. Sospechaban que ese era el volumen de la coima por haber elegido a Qatar. Nadie midió las consecuencias del enojo de Estados Unidos.

*Extracto del libro El Gran Arrepentido publicado por Margen Izquierdo.

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