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Un héroe llamado Enzo Francescoli

El Príncipe tuvo un enorme grado de importancia en los cuatro títulos de Copa Libertadores que tiene River. Desde el rechazo a una oferta que hubiera cambiado la historia hasta la decisión de elegir a Marcelo Gallardo para que rompiera todo los moldes, pasando por la conquista de América en 1996. Vida y obra del ídolo uruguayo en una charla exclusiva vía Zoom con Revista 1986.

AUTOR: Germán Balcarce

FOTOS: Alberto ‘Palito’ Haliasz

 

El 12 de noviembre de 1961 fue uno de lo días más felices e importantes de la historia de River. Perdió 3 a 1 en la cancha de Boca y sepultó cualquier ilusión de luchar por el título. Sabemos que en este momento estás releyendo. Cuesta creer el significado de lo que está escrito en la primera y segunda oración. Sin embargo, leíste bien, no te equivocaste. Si la afirmación te parece un delirio al pensar en ese resultado adverso, frená acá y ponete a pensar, ¿qué más pasó para sentenciar algo así? ¿Acaso se puede sacar algo positivo de ese 3 a 1? Claro que no, pero ese mismo día, del otro lado del Río de La Plata, empezaban a gestarse los ciclos más ganadores de la historia de River porque nacía Enzo Francescoli, el hombre cuyas acciones supieron encaminar las cuatro conquistas del club en la Copa Libertadores.

 

SANGRE CHARRÚA

El primer uruguayo que dejó su nombre grabado para siempre en el corazón de los hinchas de River fue Walter Gómez. Seis años estuvo el atacante en el Millonario. Jugó 141 partidos oficiales, ganó cuatro títulos e hizo 77 goles. “Mi papá era un tipo muy seguidor del fútbol y conocía de muchas partes del mundo. Obviamente conocía más de Sudamérica y me hablaba mucho de Walter Gómez”, recuerda Enzo, en diálogo con Revista 1986, vía Zoom. El Príncipe se dio el gusto de conversar con el legendario goleador de La Máquina: “Cuando vine a River, tuve la suerte de conocerlo”. Ambos hombres nacidos del otro lado de Río de La Plata fueron muy importantes para El Más Grande. Lo propio sucedió con Antonio Alzamendi, autor del gol en la Copa Intercontinental de 1986, y Carlos Sánchez, clave en los inicios del ciclo Gallardo, compatriotas de Francescoli. “Creo que los jugadores uruguayos han transitado una historia con el club y eso está bueno, siempre es un orgullo para todos”, reflexionó Enzo.

 

LA LLEGADA

River invirtió US$ 310.000 para incorporar a Francescoli en 1983. Era una apuesta fuerte. No llegaba desde Peñarol ni Nacional, sino del humilde Montevideo Wanderers. Le costó adaptarse. El contexto no era el mejor porque el club carecía de un buen plantel e incluso luchaba por permanecer en Primera División. Su debut fue el 24 de abril, cuando River venció 1-0 a Huracán, en el estadio Monumental. “Lo recuerdo con mucha alegría, con mucho cariño. A pesar de que ese año no fue bueno, lo viví y lo transité de una manera diferente. Me trataron muy bien. Siempre tuve la ayuda de los compañeros y todo el club. Siempre estaré agradecido”, nos cuenta el Príncipe. Tres días después del estreno marcó su primer gol mediante un penal para ganarle 1-0 a Ferro, en Caballito. Sin embargo, River quedó eliminado por Argentinos Juniors en los cuartos de final del Campeonato Nacional de 1983, donde el joven de 21 años señaló dos tantos en sus siete presentaciones. La siguiente campaña fue un desastre: el Millonario terminó penúltimo, pero Enzo señaló nueve goles en 21 encuentros. “A fin de año me vinieron a buscar de Colombia, pero no quise irme. A veces, en la vida uno toma decisiones que salen bien; y a veces, no. Por suerte, ésta fue muy buena por todo lo que pasó”, destacó.

ENZOOM

La entrevista fue a través de la plataforma Zoom, el viernes 22 de mayo. La cita, prevista para las 18 en punto se postergó siete minutos para acomodar todo. Nuestro equipo quería que todo saliera bien para que Francescoli se sintiera cómodo y cumpliéramos con el tiempo pactado, media hora o un poquito menos. Facundo Pastor, a través de un amigo en común con Enzo, realizó la gestión. Tras más de una semana de intercambio mediante WhatsApp, logró el visto bueno del uruguayo. Jimena Onsari, mano derecha de Pastor, organizó la charla vía Zoom para que el staff de Revista 1986 pudiera unirse en el momento estipulado. Tomás Torres se encargó de que nada fallara y la conversación quedara registrada en nuestro archivo. Federico Peretti aportó su conocimiento con la mirada de fotógrafo y su capacidad periodística, mientras que Germán Balcarce profundizó en detalles claves del Príncipe en la vida de River. El protagonista nos saludó uno por uno. Fue cordial, reconoció rápidamente a Revista 1986, nos contó cómo vive el aislamiento social y, a pocos días del cumpleaños del club, le envió un saludo a la gente del Más Grande. Cuando terminó el encuentro virtual, nos sentimos felices. Es imposible repasar en 30 minutos la riquísimas historia del Príncipe, pero cumplimos con nuestras expectativas e hicimos que el uruguayo estuviera a gusto. Pese a que lo notamos muy bien predispuesto, no quisimos hacerle más preguntas. En plena pandemia, logramos el objetivo para ofrecerles la historia que debíamos, la historia de Francescoli.

EL DESPEGUE

Francescoli comenzó a tener éxito con River al año siguiente. Autor de cinco goles en los 14 partidos que disputó durante el Nacional de 1984, vio frustrado el sueño de salir campeón porque Ferro fue superior en las finales. El segundo semestre del equipo culminó con la cuarta ubicación en el Metropolitano, pero Enzo despegó: con 24 tantos en 35 compromisos, fue el máximo goleador del certamen. En 1985 se asentó y demostró que lo suyo no era una racha. Aunque apenas señaló tres tantos en el Nacional de 1985, tuvo su coronación en el torneo posterior, denominado Temporada 1985/86: hizo 25 de los 74 tantos para que el Millonario fuera campeón. Siete fechas al hilo anotando y un rendimiento fantástico en el segundo tramo. Doblete en el 5-4 sobre Argentinos y, receso de por medio, su noche histórica con un triplete para otro 5-4 en Mar del Plata. A través de una chilena inolvidable, hizo que River le ganara sobre la hora a la Selección de Polonia.

IDOLATRÍA

Unos meses antes del Mundial en México, Francescoli se fue a Europa. Racing Matra de París, un club que ahora juega en la quinta categoría francesa, se llevó a la joya de River. Tres temporadas estuvo ahí hasta que Olympique Marsella lo incorporó en 1989. Salió campeón del torneo galo y luego se fue al Cagliari. Tres años en ese club italiano y uno en el Torino antes del regreso a Núñez. “Llegar a River fue un sueño cumplido. Ahora, volver es el mejor sueño que pude tener en toda mi vida”, expresó Enzo, en 1994. Ahí comenzó a escribir una etapa dorada que lo llevaría a la idolatría. Su retorno fue muy distinto al arribo de 1983: 12 goles, máximo artillero del Apertura y campeón. Aunque 1995 fue adverso, el año siguiente llegó la gloria. Con la cinta de capitán, Francescoli lideró al equipo para obtener la segunda Libertadores de su historia. Exhibió un nivel superlativo durante 1996 y 1997 para conquistar América, tres títulos locales al hilo y conseguir la Supercopa, el desaparecido trofeo que reunía a todos los ganadores de la Libertadores. El “u-ru-gua-yo, u-ru-gua-yo” se hizo un clásico para ovacionarlo, especialmente el 21 de diciembre de 1997, cuando se despidió en la cancha de Vélez y River alcanzó el tricampeonato.

 

DESPEDIDA

El 1° de agosto de 1999, Enzo entró en el grupo selecto de homenajeados por River. Unas 65.000 almas colmaron el Monumental. Allí los amigos del Príncipe vencieron 2-0 a Peñarol, club del que es hincha el manager. Ovacionado en la emotiva tarde de Núñez, se dio el gusto de jugar con sus hijos, Bruno y Marco. El puntapié inicial lo dio Walter Gómez, integrante de La Máquina e inspiración para Francescoli.

LA CUARENTENA DEL PRÍNCIPE

-Te ha tocado vivir en distintas partes del mundo, es un momento muy particular para la humanidad. ¿Cómo lo estas viviendo vos como deportista como referente, como dirigente, como persona?

-Creo que es muy especial para todos, ¿no? Esto de la pandemia es la primera vez que nos toca vivirla. Como todos, la vivo con mucha incertidumbre, ansiedad. Con cuidados, con mucha incertidumbre y, sobre todo, con saber cómo va a ser después. Hoy nos mantenemos en una cuarentena y obviamente uno mayormente está en su casa y todo lo demás es una incertidumbre. El fútbol es parte también de esto, con bastantes ganas de hacer algo, de empezar a moverse.

DECISIONES CLAVE

Cada decisión, por más mínima que sea, puede afectar el futuro de una persona e incluso el de otras. Cuanto mayor es la responsabilidad en un cargo, más grande es el alcance de cada elección. A Enzo la intuición siempre le funcionó. Desde la aprobación para dejar Montevideo Wanderers en 1983 hasta el llamado a tiempo para reunirse con Gallardo antes de que charlara en San Nicolás con la dirigencia de Newell’s, pasando por el rechazo a una oferta de América de Cali en 1984. Esa negativa no sólo fortaleció a River, sino que además evitó que el rival en la final de la Libertadores de 1986 diera un salto de calidad.

 

-Menos mal que no te fuiste a Colombia, ¿no?

-Sí, son cosas que suceden. Yo creo que eso fue más mi desafío personal de no irme de River. Cuando llegué, mi deseo era triunfar. Ese año fue complejo, con huelgas en el medio. Más allá de que a veces el jugador debe pensar en tratar de consolidar su profesión rápidamente, sentí que debía quedarme acá en River, que debía triunfar. Si no, me podía arrepentir. Me debía dar otra chance por si las cosas no iban bien. Por suerte, las cosas salieron bien.

UN RIVER SIN GALLARDO

-Bajo tu gestión como manager, ¿te imaginás a un River sin Gallardo?

Sí, es que hay que imaginárselo porque algún día va a pasar, es indudable que va pasar. Ojalá que esto tarde mucho tiempo. Lo he dicho mil veces, es una decisión pura y exclusivamente de Marcelo. Él sabe no sólo lo que piensa todo el mundo porque lo vive diariamente, sino también los que estamos en el club. Pero hay que imaginar que algún día Marcelo no va a estar y River va a tener que ser fuerte, seguir adelante y tratar de conseguir algo parecido para poder seguir en la historia. Creo que esto siempre ha pasado. Han pasado muy buenos entrenadores en la historia del club. Ojalá Marcelo se quede mucho más tiempo, pero algún día va a suceder y ojalá podamos tomar una decisión correcta.

 

-Tenés una suerte de “varita mágica” con las decisiones, ¿es intuición?

-Sí, es difícil de decirlo. Ha sido eso, pura intuición. Después el laburo y el logro es de Marcelo. Creo que es una coincidencia. La vida tiene estas cosas y en el fútbol es muy importante estar en el lugar indicado y en el momento justo. He tenido la suerte de que estas cosas me han pasado justo en River, por eso es que uno logra este nivel de cariño de la gente. Muchas cosas han sido bastante fortuitas. A veces, cuando uno toma una decisión, no siempre sale de esta manera. Muchas veces ha pasado: tomé la decisión de irme a Francia y tres meses después River era campeón del mundo. Yo también podría haberlo logrado si me quedaba.

-Ya lo estarás pensando, Enzo

-Siempre he dicho que el fútbol me ha generado una manera de ser, una manera de tomar decisiones cuando las cosas suceden. No soy de prever mucho, de ver qué va a pasar. En el tiempo que suceda uno no sabe cómo van a estar las cosas, cómo va a estar el club,  qué plantel o qué técnico habrá con la posibilidad. Si llegaba 24 horas después, Marcelo no hubiera estado disponible. Hay muchas cosas que influyen cuando aparecen o empiezan los mercados de los jugadores. Si viene uno, si se va otro… En el lugar que estoy tengo que tomar decisiones cuando las cosas suceden y lo que siempre digo: el fútbol es un lugar donde seguramente nadie es perfecto y nadie toma todas las decisiones perfectas. Lo que siempre trataremos de hacer es equivocarnos lo menos posible.

-Tuviste como compañero a Gallardo y después fuiste el responsable de elegirlo, ¿en qué momento pensaste “Marcelo es el indicado para ser técnico de River” y por qué?

-Cuando Rodolfo (D’Onofrio) me planteó el tema y un poco antes también. Estuvimos en muchas reuniones mientras él llevaba adelante su campaña y, hablando de fútbol, siempre yo tenía en mente lo de Marcelo porque había hablado informalmente con él en dos o tres oportunidades. Sabía que él había hecho un viaje a Europa y se había estado capacitando, tratando de intercambiar ideas. Conocía su personalidad. Además de los atributos que tiene, se había criado futbolísticamente en el club y había estado durante muchos años.

-Como jugador fuiste el símbolo de 1996 y luego elegiste al técnico más importante, ¿te das cuenta del lugar que ocupás en la historia de River?

-Sí, me doy cuenta en el día a día por el cariño de la gente. A mí me tocó estar en este club tan grande, con tanta historia. Sobre todo disfruto del afecto, el cariño, la credibilidad que tiene la gente.

 

REGRESO TRIUNFAL

El 17 de diciembre de 2013, Francescoli volvió a ser parte del club luego de casi 16 años. Tras el triunfo de Rodolfo D’Onofrio en las elecciones, asumió como manager. River se puso de pie definitivamente al ganar el Torneo Final 2014 y la Copa Campeonato 2013/14. Pero enseguida llegó la primera adversidad: renunció Ramón Díaz. Esa mala noticia marcó un quiebre positivo porque ahí llegó la decisión más pesada de Francescoli. Después de un análisis en detalle, llamó a Gallardo. Le comentó el deseo de contar con él y así empezó a gestarse el ciclo más brillante de la historia de River.

Enzo es sinónimo de River. Su huella es imposible de borrar. Tan importante es que el día de su nacimiento hoy resulta una gran fecha para la historia del club. Pese a que el 12 de noviembre de 1961 dejó una caída 3-1 contra Boca, en Montevideo nacía una pieza clave para el 3-1 de Madrid. Multicampeón como jugador, Francescoli también tocó la tecla justa como manager.

 

-Más allá de que fueron distintos ciclos como jugador y manager, ¿cuál fue el momento que más disfrutaste desde que estás en el mundo River?

-Si tengo que elegir uno cumbre, por todo lo que uno lo busca y por lo deportivo, es la Copa Libertadores del ’96. Si bien estuve involucrado de alguna manera en casi todas las Libertadores, la del ’96 es la que siento que gané. Fue una pena que no pudimos ganar la Copa del Mundo (NdeR: River perdió 1-0 en la Intercontinental ante Juventus), por eso creo que la Libertadores fue lo más importante en lo deportivo.

 

CARTA DE UN PRÍNCIPE

En febrero de 2012, tuvimos el privilegio de publicar una carta de Enzo. El cuarto número de Revista 1986 contó con las palabras de Francescoli a los hinchas durante el momento más delicado de la historia de River. “El día que River descendió estaba solo en Madrid. El silencio de mi habitación era inquietante. Fue una noche muy extraña. En España no pasaban la transmisión en directo y tuve que usar la computadora para no perderme ni un minuto del partido. Fue terrible. Hice el duelo solo. Puedo decir que fue un momento de profunda tristeza. Me la banqué solito, sin mi familia, sin mis amigos, sin poder explicarle a nadie lo que sentí en el instante en que el árbitro dio por terminado el juego. Esa noche no dormí, fumé mucho, más de lo habitual. Estaba loco. Caminaba de un lado a otro. No podía descargarme con nadie, no podía abrazar a nadie en medio tanto dolor. Después de tantas alegrías que viví en este club no podía creer lo que nos estaba pasando”, manifestó. Las vueltas del destino hicieron que en la misma ciudad el Príncipe volviera a experimentar un cóctel de nervios el 9 d diciembre de 2018. “Estaba en el palco oficial con muchos nervios porque los últimos minutos fueron durísimos, con sensaciones y ganas de expresarlo y reprimidas. Era lógico que en el palco oficial no podíamos hacer expresiones como cuando uno está en la tribuna o está solo en su casa por respeto a los demás. Trato de ubicarme, de ser respetuoso, más con todo lo que había pasado. Eso es lo que más me acuerdo, además de disfrutar interiormente”, nos relató el uruguayo.

 

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