Andrés Burgo: “Ir a la cancha es un regalo de la vida”
El periodista Andrés Burgo habló con la Revista 1986 sobre su último libro, “River para Félix”, una historia de fútbol, padres e hijos, al que describió como una herencia para el suyo, y da forma a su trilogía de obras riverplatenses.
Por Tomás Torres- @tomitorres93
Es diciembre, el sol raja la tierra, pero en su casa corre un aire fresco. Su metro noventa y pico va de acá para allá, saca algo de freezer y pone a hervir unos brócolis. Una charla se pasea liviana como un día de vacaciones, sin apuro. “River es la excusa que yo tuve a mano para empezar a relacionarme con mi viejo cuando no teníamos muchos puntos en común. Y ahora es la mejor excusa que tengo para relacionarme con mi hijo”, dice este periodista de 45 años que acaba de sacar su tercer libro, “River para Félix”, un viaje introspectivo en el que intenta explicar la relación entre el club de toda su vida, la familia y los amigos.
Muchos conocieron a Andrés Burgo cuando en 2011 publicó su primer libro cien por ciento Millonario: “Ser de River”. “¿Cuándo fue que se jodió River? ¿Cuándo fue que nos jodieron?”, se preguntaba en el inicio de esa purga emocional que significaron los días después a lograr la vuelta a Primera.
Pasaron cinco años hasta que decidió que necesitaba poner en palabras algo más: “Había nacido mi hijo y yo le quería contar sobre River, y escribí un libro, que es lo que me gusta hacer. Lo leerá más grande, porque no es un libro para chicos, pero ahí lo tiene. Más adelante se va a enterar del abuelo que no conoció, el origen de por qué yo soy de River y mis primeros años con él”.
–¿Por qué elegiste hacer un libro para contar esta historia?
–Primero porque me gusta escribir. Después, porque es difícil definir qué es River, el amor que tenemos por un equipo de fútbol. A todos nos pasa en nuestras casas que nos digan “cortala con River”, “qué pasa con River”, “no te entiendo”… entonces traté de volver a explicarlo. Sé que no es fácil. Tal vez un libro es un intento de parar la pelota y decir bueno mirá, para mí River es importante por esto.
–¿Cuál es la diferencia con los otros dos libros que ya habías hecho?
–River para Félix es el primero que no tiene relación con los resultados. Ya había escrito sobre el descenso, en Ser de River, después sobre el gran triunfo, el triunfo eterno, en “La final de nuestras vidas”, pero este lo venía escribiendo hace bastante tiempo. Me costó casi tres años.
–¿Por qué te costó?
–Digo que me costó porque es un libro bastante más personal. Los otros son más registros periodísticos, crónicas de hechos multitudinarios, y esta era una historia sobre mí. Yo no estoy acostumbrado a escribir como escritor, sino como periodista. También me abrí más.
–Es como una suerte de autobiografía…
–Es una historia familiar a partir de River. Mi viejo, yo, mi hijo y River.
–En una nota dijiste que podría ser el libro de cualquier equipo, ¿no?
–Sí, porque no es que yo quería ser de River: yo quería ser hincha del equipo de mi viejo. Amo a River, me gusta más River que el fútbol, eso no lo pongo en duda. Dicho eso, el mejor equipo es del que vos seas hincha, jamás voy a decir que River es mejor que otro equipo. El fútbol en muchos casos es una historia de padres e hijos. Ser hincha de un equipo es una bendición.
–El libro podría sintetizarse en una palabra: compartir. ¿Estás de acuerdo?
–Es el legado, la herencia. La cancha es un lugar para compartir. Mi hijo es chico, pero mucha gente grande me dice que va a la cancha con sus hijos porque es el único momento en donde puede estar tres horas a la semana con ellos. La grandeza de los equipos está en los títulos, los jugadores, su fútbol… ahora, la grandeza de todos los equipos, sea el más chico o sea el más grande, son los abrazos que te das con tus amigos, con tu viejo, con tu hijo. Por eso son grosos los equipos de fútbol, porque compartís un sentimiento.
Por momentos la entrevista se corta y Burgo va a revisar la comida. En una de esas interrupciones llega Félix, su hijo de cuatro años y el protagonista de esta historia, el principal motivo por el cual este periodista nos explica ahora qué es ese libro que escribió. “Nosotros no somos hinchas porque ganamos o porque perdemos. Vamos a la cancha y queremos que nuestro equipo gane, pero no vamos a eso nada más, sino a estar entre nosotros, a hacer una especie de familia roja y blanca, a estar en contacto con nuestros padres, estén donde estén, o con quienes nos hicieron hinchas. La gran mayoría somos hinchas por nuestros padres. El libro va por ahí”, resume.
–En el libro contás que en algunos momentos de la vida te alejaste de la cancha, ¿siempre se vuelve?
–-Cuando empezás a trabajar se te va el fanatismo. Tenés que cubrir a River, a Boca, a Racing… pero después el periodismo empezó a cambiar y yo me di cuenta de lo que era importante en la vida, y no me quería seguir perdiendo a River. También hice una investigación y me di cuenta de que desde 1904, cuando se fundó River, hay algunos países se llaman igual, costumbres que se mantienen, pero todo lo demás va cambiando… y bueno, River sabés que va a estar: estaba antes de que nacieran nuestros abuelos y va a estar después de que mueran nuestros nietos. Ahí hay una especie de jugar a ser eternos, de aferrarnos a algo que va a estar siempre. Siempre volvés, porque es tu historia, tu historia está en la cancha.
–También hablás de algunos conflictos que has tenido a partir de seguir tanto a River, ¿cómo se lleva esta pasión con la familia?
–-Hay rispideces, gente que no entiende el fanatismo que uno tiene por su equipo de fútbol. Es una pasión, como podría haber sido la música o cualquier otra cosa. Mi identidad, el lugar donde pasé muchos de los mejores momentos de mi vida fue River y es el Monumental. Lo que sí asumo es que pasa el tiempo y yo pensaba que de más grande iba a ser menos fanático, pero me pasa al revés. Hay pocas cosas que disfruto más de ir a la cancha. Tengo 45 años, ya estoy grande, pero ir a la cancha de River es un regalo de la vida.
–¿Qué locuras hiciste por River?
–Ahora que fui en colectivo en Lima todos me decían que era una locura. Pero para mí la locura era no hacerlo. Porque fue espectacular. No es sobreactuación. Si tenés la posibilidad está buenísimo hacerlo.
Antes de que la charla terminara y que él se fuera a la cocina, sacara el brócoli del agua, las milanesas del horno y las dispusiera en un plato, ya cortado todo en pedacitos para que Félix lo comiera sin problemas, le pedimos a Andrés que nos dijera qué era River para él. Quizás sin darse cuenta, habló por todos: “Yo no me daba cuenta de que River era muy groso para mí. Me di cuenta más tarde. River es una historia de amigos y de familia que se renueva todos los fines de semana”.
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