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El sueño Sudamericano

En octubre de 2019, River levantó el polvo del mercado del fútbol femenino y anunció la contratación de dos jugadoras estadounidenses: Jordan O’Brien y Vanessa Penuna. Conocé la historia de las futbolistas que llegaron a Sudamérica para ponerse la camiseta del más grande.

Cuando en junio del año pasado se presentó al plantel femenino profesional de fútbol, nadie se imaginó que tan pronto River incursionaría, además, en el mercado internacional. Pero a fines de 2019, el Millonario sorprendió con las contrataciones de las estadounidenses Jordan Montgomery O’Brien y Vanessa Penuna, ambas mediocampistas con vocación ofensiva.

Los caminos que las trajeron hasta la liga argentina, una rareza para el fútbol profesional, incipiente todavía en nuestro país, fueron bien distintos. Jordan, por su parte, ya cuenta con un recorrido internacional que la avala como un fichaje estrella. La oriunda de Garden Grove, California, Estados Unidos, lleva cinco años jugando profesionalmente, luego de haberse desempeñado hasta 2013 en la Universidad de Tula, en Oklahoma, y antes en distintos equipos juveniles, donde fue elegida como una de las mejores 20 jugadoras en los Juegos Nacionales de Estados Unidos.

En ese andar por diferentes ligas europeas, la jugadora de 27 años sufrió varios tropiezos hasta llegar al Más Grande. En 2015, por ejemplo, viajó a las Islas Canarias en España para firmar por el Tenerife, pero a la hora de sellar el contrato le comunicaron que no cobraría nada por jugar. Con ese disgusto a cuestas buscó revancha en Australia, donde luego de un mes no logró quedar en ninguno de los clubes de Melbourne. Sin embargo, consiguió un lugar en el QBIK sueco, pero después de tres meses de jugar debió ser deportada al no poder conseguir la residencia laboral. Superado ese disgusto, logró jugar en el KR de Islandia, en Orlando Pride de Estados Unidos y en el Avaldsnes de Noruega, hasta finalmente, recalar en Núñez. “Ya sabía que River era uno de los mejores equipos del mundo. Es una oportunidad increíble ser parte de este club. Quiero hacer historia no sólo en River sino también, en el fútbol femenino”, comentó recientemente en una nota con La Página Millonaria TV.


JORDAN LA PASÓ MAL CON LOS PRIMOS…

En los primeros días era muy abierta a contar que era jugadora de fútbol, entonces en un viaje de Uber le conté al conductor: él señaló el espejo retrovisor y tenía unos colgantes de Boca. ‘Te bajás de mi auto’, me dijo. Traté de explicarle que no entendía bien la rivalidad entre los clubes, que había llegado esa semana al país, pero me echó del auto… Y me pasó dos veces. A partir de ese día soy estudiante, no juego más al fútbol”.


Por su parte, la joven Penuna, de 24 años, tiene una historia más simple: luego de jugar en su secundaria, la Clovis East High School, estuvo durante tres años vistiendo la camiseta del equipo universitario de San Francisco State Gators, donde además, se graduó como kinesióloga en 2018. Empecé a jugar cuando era muy pequeña, a los cuatro años. A pesar de que era la menos corpulenta adentro de la cancha, quería ser arquera. Intentaban hacerme cambiar de opinión y yo decía ‘¡quiero probar igual!’, pero resulté ser muy mala en ese puesto. Me encantaba compartir con otras chicas, no estar sola”, reconoció en una entrevista.

A pesar de sus diferentes experiencias, el presente las encuentra en uno de los clubes más importantes del mundo. Y son conscientes de ello. “Es una sensación increíble ser parte de algo tan grande. Formar parte de la historia de River, ser parte del primer equipo de fútbol femenino profesional es algo para lo que no tengo palabras. Es muy loco”, confesó Jordan.

Además, no son ajenas a la realidad que atraviesa el fútbol femenino en el país. Y Vanessa chocó contra ella: “Sé que varias futbolistas acá tienen que trabajar de otra cosa. Eso es realmente un exceso y ni siquiera es apreciado como debería. No todos entienden el esfuerzo enorme que implica”.

Contenidas por sus compañeras, a las que, en coincidencia, destacan por ser el equipo más divertido en el que jamás estuvieron, ambas buscan seguir creciendo en un ambiente todavía extraño. “Al principio fue difícil comunicarnos en el campo de juego, pero después de varios entrenamientos y de llegar a conocer más a las chicas también, fuera de la cancha, fuimos aprendiendo”, detalló Vanessa en el canal oficial del club.

 

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*FUENTES:

Sitio oficial River Plate.

DeporTV.

La Página Millonaria.

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