Editorial

Chau Masche

Tras la eliminación de Argentina al caer frente a Francia por 4-3, Javier Mascherano anunció su renuncia a la selección argentina. “Ahora seré un hincha más”, dijo Masche en su primer contacto con la prensa.

El jefecito fue tapa de la edición #33 de Revista 1986 tras aquel ejemplar mundial de Brasil 2014 donde se destacó por su juego y su garra. Una crónica para recordar aquella edición en el triste día de su retiro como líder de la selección nacional.

Javier Mascherano pasó a la historia con su participación en Brasil 2014. Surgido de las Inferiores y con una carrera de la mano del Millo y la Selección. Nació un viernes 8 de junio de 1984 en la ciudad de San Lorenzo, Provincia de Santa Fe. Llegó a Buenos Aires a los 14 años para jugar en River, pasó por Corinthians (Brasil), West Ham y Liverpool (Inglaterra); y Barcelona (España) llegando a la cúspide de su carrera en uno de los mejores equipos de los últimos años. Está casado con María Fernanda desde 2008, tras varios años de relación, y es padre de las pequeñas Lola (8 años) y Alma (5 años). A los 14 años pasó a formar parte de las Inferiores de River traído de Renato Cesarini (donde fuese acercado por recomendación de Jorge Solari) y rápidamente, destacó. En simultáneo con su llegada al Millo empezó, en la categoría de Sub-15, a la Selección Argentina. Su crecimiento fue exponencial.

En el mencionado Sub-15, Sub-17 y Sub-20, siempre capitán y líder de los equipos, acompañado en su crecimiento por José Pekerman y Hugo Tocalli. Fue sparring de la Selección dirigida por Marcelo Bielsa en el Mundial de Corea-Japón 2002 y, un año más tarde, el mismo DT lo haría debutar en la Mayor. Sí, antes que en el club. En la inauguración del Estadio Ciudad de La Plata, el 16 de julio de 2003, en un empate amistoso 2-2 contra Uruguay. Javier Mascherano hizo su presentación como profesional en la Selección. El primer partido de una lista que al día llega a 105. Sólo ubicado detrás de Javier Zanetti (145), Roberto Ayala (115) y Diego Simeone (106).

Pese a la sobresaliente actuación en Juveniles de River Plate y Nacionales, Masche empezó arremangándose y ganándose el lugar en la cancha para jugar en la Primera. El retiro de Leonardo Astrada le dejó el puesto, la camiseta y hasta el apodo; de ahí en adelante sería “el Jefecito” por su parecido en el juego y en la posición. El chileno Manuel Pellegrini lo hizo debutar en el Monumental en el primer partido del Apertura 2003 en la victoria por 2-1 a Nueva Chicago con goles de Guillermo Pereyra y Fernando Cavenaghi.

Aquel primer semestre en River trajo grandes oportunidades. Un mal Torneo Apertura, terminando 8vos, pero llegando a la final de la Copa Sudamericana. Javier ya era tan importante que abandonó por unos días la concentración Sub-20 de la Argentina que jugaba el Mundial en Emirátos Árabes para llegar a Arequipa a jugar la vuelta contra Cienciano. Una muestra de dedicación y amor por la camiseta para hacer un recorrido inusual y jugar más partidos de lo esperado acumulando cansancio y horas de vuelo.

El retiro de Leonardo Astrada le dejó el puesto, la camiseta y hasta el apodo; de ahí en adelante sería “el Jefecito”.

El año 2004 vino con buenas para el 5 titular del Millo. Campeón del Clausura con la banda, con el mismo Leonardo Astrada en el banco, dirigiendo el rumbo de ese River. La Copa Libertadores de aquel año llevó al equipo hasta las semifinales, cuando los penales contra Boca en el Monumental dieron fin al sueño. Javier Mascherano se quedó con las ganas y lo intentaría aún más el año siguiente. Con casi 20 años cerraba una primera temporada muy buena, con muchísima proyección y con una yapa, Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

El año siguiente llegó su momento cúlmine en Nuñez. Se puso el equipo al hombro y, aunque hacía sus primeras armas en Primera, ya jugaba como un veterano. Visión de campo para marcar y ordenar al equipo, buen juego y una entrega descomunal. En esa Libertadores 05 marcó su único gol en River, el 2-0 de lo que sería victoria por 3-2 contra Olmedo en Ecuador. Siempre será recordado por el partidazo de Cuartos de Final contra Banfield, dejando la piel y hasta costillas en un intensísimo partido y el reconocimiento en la derrota de Semis contra San Pablo, cuando faltando pocos minutos para dar por confirmada la eliminación, Javier seguía metiendo como en el primer minuto. El magnate Kia Joorabchian se hizo con sus servicios y, junto a su amigo de Selecciones Juveniles Carlos Tévez, fue al Corinthians de Brasil. Jugó tan sólo un año, donde disputó 28 partidos incluyendo uno ante River donde fue expulsado. Tras una pelea en un entrenamiento con el ex internacional brasilero Marcelinho, terminó abandonando el equipo y recalando en West Ham. Su paso por el equipo londinense fue corto, sólo jugó cinco partidos, y tras un litigio con FIFA para contar con el jugador (porque ya había participado en dos equipos en la temporada) y con la Premier League, que aprobase el traspaso; Javier Mascherano debutó el 24 de febrero de 2007 en un partido contra Sheffield United.

El mejor equipo de los últimos años, con Messi, Xavi e Iniesta a la cabeza, sumó a Masche a un plantel lleno de figuras.

En la ciudad de los Beatles pasó sus mejores años hasta el momento. Con plena confianza de los hinchas, dirigentes y su DT, el español Rafael Benítez, “el Jefecito” fue titular casi siempre y siendo muy reconocido por su mentalidad y capacidad dentro del campo. El 23 de mayo de ese año disputó su primera final de Champions League, aunque cayendo 2-1 frente al Milan liderado por Kaká. Pese a la derrota fue votado por sus hinchas como uno de los mejores del equipo.

En Anfield se estableció, jugó casi 140 partidos en tres años y se ganó su lugar en el mapa dentro de los mejores jugadores del viejo continente. Tuvo un crecimiento futbolístico enorme, a medida que aumentaba su importancia y liderazgo en la Selección Argentina. La eliminación en Cuartos contra Alemania en 2006 lo dejó con un sabor amargo, los pena- les del célebre papelito de Lehman pudieron más que el equipo de Pekerman y la Argentina volvió del Mundial de Alemania antes de lo esperado.

Con el ex entrenador de Juveniles afuera de la Selección, le tocó ponerse el buzo a Alfio Basile. En la Copa América de Venezuela 2007 Masche se destapó y metió dos golazos. El primero para ganarle 1-0 a Paraguay en el último partido del Grupo C y el segundo, en la victoria de Cuartos ante Perú por 4-0. Pero el equipo no anduvo bien y el tambaleo en eliminatorias obligó a cambiar de DT, había llegado la hora de Diego Maradona. El Pelusa no dudó y le dio la cinta de Capitán a Javier, líder del equipo dentro y fuera de la cancha. El ex 10 campeón del mundo, ahora en su función de técnico no dudo en afirmar que, para el Mundial de Sudáfrica 2010 era: “Mascherano y 10 más”.

Ese Mundial fue tremendo para Javier. El 0-4 ante, nuevamente, Alemania en Cuartos fue un desencanto. Pero el referente del equipo no dejaría la ilusión y seguiría firme en la Se- lección. Siempre luchando para conseguir sus objetivos. Afuera, Maradona y adentro, Sergio Batista, con quien Masche había ganado la Medalla de Oro, otra vez, en Pekín 2008; convirtiéndose en el único jugador de fútbol argentino en tener dos títulos olímpicos. Tras la vuelta de Sudáfrica y a pedido de Guardiola, Mascherano desembarcó en el gigante Barcelona. El mejor equipo de los últimos años, con Messi, Xavi e Iniesta a la cabeza, sumó a Masche a un plantel lleno de figuras. El DT catalán cambió la carrera del mediocampista y lo reinventó. Con Busquets, Xavi, Iniesta, Fabregas y algún otro ocupando su posición natural, fue movido a la defensa y usado como central. Se adaptó al puesto con una gran facilidad ya que con un equipo ofensivo por delante, terminaba jugando en la línea de defensa pero con funciones similares a las que cumpliría en el medio. Los bajones físicos de Puyol le dieron más oportunidades y se las supo ganar, volviéndose fundamental para el equipo. Pasaron cuatro años de culé y Masche acumuló la enorme serie de dos ligas de España (2011 y 2013), una Copa del Rey (2012), tres Supercopas de España (2010, 2011 y 2013), una Champions League (2011), una Supercopa de Europa (2011) y un Mundial de Clubes (2011). Ganó nueve títulos en cuatro años y se metió en la historia del club. Ya en la concentración argentina para el Mundial 2014 y 184 partidos después de su llegada al club, se le renovó el contrato hasta 2018, revalidando la confianza que se ganó dentro de la cancha. Llegó el momento más esperado de su carrera. El Mundial de 2014 en Brasil era una enorme oportunidad para demostrar y meterse aun más en la historia grande del fútbol argentino e internacional. Sin la cinta en el brazo (cedida a Messi), Javier es el líder de un plantel que hizo historia. Fase de grupos superada casi sin problemas, aunque el juego de la Selección no terminó de convencer, la actitud y ganas de llegar lejos sobrepasaron a los rivales.

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