Salió la #99: Talento cordobés

AUTOR: Germán Balcarce

Brillaba en la oscuridad futbolística de Belgrano. Mientras el club cordobés luchaba por sostenerse en Primera División y mostraba un nivel bastante pobre, Matías Suárez era su oasis en el desierto. Generaba peligro prácticamente solo. Por supuesto que necesitaba del respaldo del equipo, pero el rendimiento colectivo está muy por debajo de lo que él podía ofrecerle como contraprestación. Desabastecido en la parte ofensiva, el talento cordobés tenía que resolver en soledad. Aunque algunos de sus compañeros daban la talla, el funcionamiento general distaba la capacidad necesaria para sumar puntos y engrosar el promedio.

En ese contexto, Suárez eventualmente lograba su jerarquía pudiera lastimar a las defensas rivales. Un ejemplo de ello fue el golazo que marcó en el 2-1 contra Estudiantes de La Plata con un paquete de maniobras individuales que puso a ese tanto entre uno de los mejores de 2018. Su otro grito de ese inicio de la Superliga 2018/19 fue ante Colón. Apenas dos festejos en 13 partidos oficiales, una cifra baja para un atacante de su calidad y con un pasado espectacular durante ocho temporadas en Anderlecht, uno de los equipos poderosos de Bélgica.

Entre las 13 presentaciones de Suárez hasta el receso hubo una que sirvió para cambiar el rumbo personal. Ocurrió el 19 de agosto de 2018, cuando se las ingenió para provocar riesgo en el estadio Monumental, donde River y Belgrano empataron 0-0.

Marcelo Gallardo, siempre atento al desempeño de algunos adversarios, advirtió la tarea del experimentado Suárez. Si bien en ese momento ya estaba cerrado el libro de pases, el Muñeco tomó nota pensando en el siguiente mercado y comenzó a averiguar la situación del delantero en la institución cordobesa.

EL LLAMADO

Mientras el calor sofocaba tanto a Buenos Aires como Córdoba, Suárez se preparaba para afrontar el resto de la Superliga 2018/19. Sabía que Belgrano estaba cada vez más comprometido con el promedio del descenso y sus energías estaban puestas en luchar por la permanencia. Sin embargo, hubo un llamado que modificó totalmente el panorama suyo. Del otro lado de la línea estaba Gallardo en pleno auge luego de ganarle la final de la Copa Libertadores a Boca y obtener por segunda vez el máximo título continental con River.

“Me llamó por teléfono y me preguntó si me interesaba venir a River. Él quería escucharlo de mí para darle adelante y sus palabras me convencieron mucho”, le cuenta Suárez a Revista 1986. Y aunque su respuesta no brindó detalles para no romper la intimidad de esa comunicación, el atacante conoció el pedido de un compromiso para la exigencia en cada entrenamiento, sabiendo que nadie tiene el lugar garantizado entre los once iniciales de River.

Consciente de que con 30 años Suárez ya reunía la experiencia indispensable que requiere un profesional para asimilar conceptos tácticos y futbolísticos con mayor facilidad, Gallardo sabía que sumarlo al plantel podía aportarle una gran capacidad de desequilibrio a bajo costo: su pase se hizo en US$ 2.350.000 como base más dos bonos: US$ 250.000 por jugar el 50% de los compromisos por los puntos del equipo en 2019, un objetivo cumplido, y otros US$ 250.000 por la organización de un amistoso que finalmente no se dio y terminó abonándose en cómodas cuotas. Un precio irrisorio para un jugador que, pese a no tener valor de reventa -dada su edad actual, 32 años-, ya justificó con creces esa inversión. “Para mí, es un orgullo estar en el club más importante de América y defender esta camiseta. Disfruto muchísimo y con el mayor de los respetos, como hice en cada club en el que estuve”, remarca Matías, plenamente identificado con Belgrano, donde tuvo dos etapas (2005-08 y 2016-19) que suman prácticamente seis años como integrante del primer equipo.

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