Ferreira, el chico que lloraba en la “casita de Quinteros”

La historia del juvenil cordobés Cristian Ferreira que llegó a los nueve años al club y luchó siempre por mostrar su talento. Un enganche que sorprende por su exquisita pegada en la Reserva de Luigi Villalba y sueña con consolidarse en Primera. Su encuentro con Pablito Aimar.

Por Leandro Vaquila

El sábado 28 de octubre de 2017, un River plagado de juveniles enfrentó a Talleres por la séptima fecha de la Superliga. Si bien fue derrotado 4-0, el hincha pudo ver jugar por primera vez a muchos pibes que sumaron minutos contra un duro rival. Uno de ellos fue Cristian Ferreira, quien ingresó por Exequiel Palacios a los 20 minutos del segundo tiempo. “Tenía un presentimiento que iba a entrar en el segundo tiempo. No pude demostrar mucho, fueron muy poco los minutos que ingresé”, recuerda el joven de 18 años. Pero su historia en River va más allá de esos 25 minutos que jugó. Llegó a Núñez en 2009, luego de que lo fueran a buscar a su Córdoba natal para incorporarse al semillero del Más Grande. Con tan sólo 9 años se instaló en la “casita de Quinteros”, la pensión de Infantiles que tiene el Millonario enfrente del club. Cuando llegó jugaba de nueve, pero su tamaño lo fue dejando relegado a medida que pasó el tiempo.

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“Enganche es la posición en la que juego más cómodo, pero como River juega sin enganche, digo que juego de volante”.

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No jugar mucho y estar lejos de su casa fue algo que le costó. “Lloraba mucho y me quería ir. Como tenía una tía en Buenos Aires, solía irme para su casa y se me pasaba”, aunque admite que armó las valijas más de diez veces. Ya en Séptima, con Pablo Lavallén como técnico, volvió a tener protagonismo –con muchos goles incluidos–, pero en una nueva posición, como volante. “Enganche es la posición en la que juego más cómodo, pero como River juega sin enganche, digo que juego de volante”, aclara. Dentro de esta faceta, el juvenil confiesa que siempre le gustó mucho y siguió a Manu Lanzini. “Me gusta asistir mucho, el mano a mano y los tiros libres. Por suerte, la pegada siempre la tuve. También, obviamente, me gusta mucho definir”. Y vaya que le gusta darle de tiro libre a este enganche que en su debut en la Reserva en 2017 lo coronó ingresando como suplente y metiendo un exquisito tiro libre, para decretar el empate 1-1 con Belgrano.

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“Me gusta asistir mucho, el mano a mano y los tiros libres. Por suerte, la pegada siempre la tuve. También, obviamente, me gusta mucho definir”.

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Sobre su paso la categoría previa a la Primera, contó: “Al principio jugaba muy poco, ahora me siento mucho mejor por el ritmo que agarré. Estoy hace un año con Reserva, pero el año pasado siempre entraba unos minutos nada más. Entonces, bajaba a jugaren Cuarta para agarrar ritmo”.

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