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“No sé si después de River me iría a cualquier lado”

El volante creativo que le da su toque al juego del Más Grande analizó en una charla con la Revista 1986 su pasado, presente y futuro… ¿en River? ¡Ojalá!

Por Leandro Vaquila

Nacho Fernández es un fanático de jugar. Como quiere al fútbol también, en cada viaje a su Dudignac, se prende a largas tarde de golf con su papá. O es uno de los destacados en los juegos mentales que les plantea Sandra Rossi a los jugadores. Su cabeza está para resolver al instante, ver más allá. Hasta cuando se anima a pasar por las carreras de caballos o tirar unas fichas en la ruleta. Lejos está el azar, Nacho es cerebro puro, creatividad, creación. No por nada el flaquito de Dudignac es el jugador al que Gallardo llena de elogios, de un diez al otro. Él es el fútbol de River.

Siempre junto a la pelota. Comienza el encuentro de la 1986 con Nacho en una de las tribunas del River Camp, con una pelota entre medio de la charla. Es inevitable que él se ponga a jugar con las manos o con los pies. En el medio, interrumpimos la charla para hacer las fotos y la pelota sigue presente. La mueve de un lado para el otro, mientras la tiene con la mano al mejor estilo básquet le pregunta al Polaco Haliasz, el fotógrafo del club: “¿Y cómo anda el básquet de River?”. Seguimos y presta su mejor sonrisa, con sus brackets que sobresalen, para la última foto con la banda roja en el pecho. Se prende de vuelta el grabado y Nacho empieza a repasar todo lo vivido.

–Llegaste en el 2016 con muchas ilusiones, ¿te imaginabas todo lo que pasó en estos años?

–La verdad que desde que llegué nunca me imaginé tener este presente, de haber jugado el partido más importante de la historia. Fueron cosas que van pasando en este club que se trata de disfrutar, pero no sé si uno toma dimisión de lo que ha logrado, así que hay que tratar de seguir tranquilo para seguir consiguiendo cosas, como este club lo demanda.

–Lo dijiste vos, ¿llegan a tomar conciencia de todo lo que lograron o cómo lo van manejando internamente?

–Por ahí no tomamos conciencia porque rápidamente, uno tiene que poner la cabeza en seguir ganando y seguir jugando partidos. Pienso que quizás cuando uno se retire o este más tranquilo se dará cuenta la verdadera importancia que tuvo, por ejemplo, la final con Boca en Madrid.

–¿Qué es lo que te sedujo de River y te sigue alejando de las ofertas que recibís en cada mercado de pases?

–En su momento decidí venir a River porque había ganado hacía poco la Libertadores y quería jugar en un equipo grande. Hoy en día cuesta irse por todas las cosas que hemos conseguido y la verdad es que me siento muy cómodo, me han tratado muy bien desde que llegué. Uno nunca descarta nada, todo lo que llega se analiza y se verá en un futuro.

–¿Qué te llevaría a pensar irte, sentirte más realizado, una oferta importante o un proyecto de jerarquía?

–Más realizado no, estoy pasando un buen momento, me siento bien. Tendría que llegar una oferta que convenza al club, a los dirigentes y que sea un lindo desafío para mí porque no sé si después de River me iría a cualquier lado.

Para leer la nota completa, conseguí el número 86 de la Revista 1986 en nuestra tienda.

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