Javier Pinola, una banda pintada en el corazón
Un Pinola auténtico, que no puede parar de ver la final de Madrid y olvidar esa corrida gloriosa que terminó con el gol de Pity. El defensor millonario recibió a la 1986 para repasar sus tiempos de hincha y los recuerdos de la gloria eterna.
Por Leandro Vaquila
La tercera es la vencida. Así se podría decir que pensó Javier Pinola ante una nueva oportunidad de jugar en River. La primera chance fue con Simeone como técnico en 2008, cuando el defensor ya llevaba más de dos años en el Núremberg de Alemania, su segunda experiencia europea. La segunda posibilidad se dio ya cuando volvió a Argentina de la mano del Chacho Coudet y mostró un destacado rendimiento en su primer año en Rosario Central. Pinola sabía que no iba a volver a tener otra chance de llegar al Más Grande, así que descartó la posibilidad de llegar a Racing y a Boca, luego de que el mismísimo Gallardo lo contactara por teléfono.
Su llegada a River se dio hace más de un año y medio, en 2017, en paralelo a Scocco, Lux y Enzo Pérez. Casualidades de la vida o no, no se recuerda otro hecho similar en el que el club incorpore un póker de jugadores-hinchas como en aquel momento. Sí, así es, como él mismo contó: Pinola de adolescente era socio del Millonario, pasión que compartía con su abuela y su papá. Él todavía tiene fijo en su mente la final de la Copa Libertadores 1996 que vio desde la Sívori junto a su padre. Ese fanatismo que de chico lo hacía pintar todo con una banda roja, en alusión al club donde su abuelo hizo todas las Inferiores. Hoy, ya escribió sus propios pergaminos: en más de un año y medio, logró gritar campeón en la Copa Argentina 2017, la Supercopa Argentina 2017 y la eterna gloria en la Copa Libertadores 2018, ante el eterno rival.
Por su actuaciones del 2018, su experiencia y la ida de Maidana, Javier, aún no lo quiere decir en voz alta, pero es uno de los referentes de este River y líder de la defensa. Por eso, desde Revista 1986 decidimos ir hablar con él y que nos cuente cómo ve el futuro millonario.
– ¿Cómo tomás este cambio que muestra Gallardo este año, donde a veces se juega en defensa con línea de cinco o tres? ¿Y jugar de lateral por izquierda cuando se defiende con cuatro?
– El cambio lo tomo bien, naturalmente. Creo que uno a lo largo de su carrera jugó en muchos puestos y tiene que ser flexible y estar abierto a lo que requiera y demanda el equipo y el técnico. Traté de nunca pensar en si me iba a ir bien o no, o en cómo poder hacerlo, sino en dar lo mejor y tratar de ubicarme rápido en la posición que decidía el técnico.
– ¿Cómo ves a los centrales que aún están haciendo sus primeros pasos como Martínez Quarta, Rojas, Sibille y David Martínez?
– A los defensores los veo muy bien, con proyección, con futuro, gente sana, tranquila, que escucha, que trata de aprender. Después, lógicamente, depende de la cabeza y de la mentalidad de cada uno para poder sobreponerse a situaciones desfavorables y a la personalidad que tengan para afrontar los distintos desafíos que tengan por delante. Pero no en vano están en la Primera de River y han tenido sus oportunidades.
– ¿Cuánto afectó la ida de Maidana y tener que tomar la posta como referente de la defensa?
– La ida de Joni la verdad que afecta también mucho desde lo personal, desde la amistad que uno tiene, además de lo que representaba como jugador, de la personalidad, de su presencia. La verdad que en el último tiempo nos entendíamos ya mirándonos, sin siquiera hablar, así que eso te simplificaba mucho las cosas. Más también por la jerarquía que tiene, por todo lo que ganó y que uno trataba de imitarlo, porque que un tipo que ganó tantas cosas siga con ese hambre de triunfos y de éxito, la verdad es para destacar. Y realmente, no me pongo a pensar si soy el eje o el jefe o cómo lo quieran llamar en la defensa. Sino que todos tratamos de aportar desde nuestro lugar y obviamente, que por experiencia o por ser más grande uno trata de ayudar más a los jóvenes y está acostumbrado a hablar un poquito más, pero trato de no meterme presiones ni nada porque todo depende de un grupo.
– ¿Has dicho eras hincha de River en la adolescencia, pero cuánto influye ahora esto y cómo es revivir esa pasión a través de tus hijos?
– Sí, la verdad que fueron recuerdos de la infancia muy lindos que uno soñaba con poder volverlos a vivir, o poder vivirlos en carne propia y hoy me toca y lo disfruto. Creo que uno sabe que lo disfruta muchísimo más, y que mis hijos también, siendo hinchas de River puedan disfrutar de lo que está viviendo el padre me llena totalmente de orgullo. Lo que más intento es que ellos traten de ir aprendiendo porque les gusta el fútbol, de cómo son las cosas, que todos son sacrificios, esfuerzos. Y bueno, a mí me ha tocado vivirlo de chico en la tribuna y hoy lo estoy viviendo de adentro, entonces, ojalá que ellos puedan seguir ese camino o mejor aún.
– Ya contaste que eras socio y fuiste con tu papá a la final del 96, ¿qué recuerdos te quedaron de esos tiempos?
– Y tenía muchas cosas, la verdad que me acuerdo que siendo socio iba a los entrenamientos a pedir autógrafos con mis amigos, a sacar fotos con la antigua cámara de rollo. Pero la verdad es que ya pasó mucho tiempo y tendría que buscarlo. Mi mamá se mudó también, entonces tendría que ver bien dónde encontrar todos los recuerdos que tengo. Pero sin dudas que los recuerdos más importantes los tengo en la cabeza y eso es algo que no me lo saca nadie.
– ¿Cuáles fueron los sentimientos que se cruzaron entonces en la previa de la final con Boca en Madrid?
– La realidad es que estaba bastante tranquilo. Obviamente, que hay momentos en los que uno se pone un poco más nervioso, pero trata de sacarse esos pensamientos, de ocupar la cabeza con otras cosas, para que no influyan. Pero estaba muy tranquilo, muy confiado de nuestro trabajo, de mis compañeros. Creo que cuando uno tiene una idea clara y sabe lo que tiene que hacer, se simplifican mucho más las cosas. Y realmente, antes de cada final me pasaban muchas cosas, muchas emociones, mucho orgullo de lo que estábamos consiguiendo, pero faltaba el paso más importante que era ganarlo. Sí recuerdo que se me cruzaban muchas cosas en la cabeza como las que había vivido con mi papá antes de ir a la final del 96 a la cancha, también pensaba en toda la gente que estuvo siempre a mi lado y que no quería defraudar, quería darles una alegría única.
– Cuándo seguiste al Pity Martínez en el 3-1, ¿se podría decir que fue la mejor corrida de tu vida? ¿Qué pensabas en ese momento? Fuiste el primero en llegar para abrazarlo.
– Y sí, fue una corrida… una corrida única, linda, inolvidable. La verdad que en ese momento trataba de darle una opción al equipo para esa contra y después bueno, no había visto que estaba el Pity del otro lado y la verdad que… iba disfrutándolo, queriendo abrazarlo antes de que hiciera el gol. Fueron tantas cosas que a uno se le pasan por la cabeza que es muy difícil de contar o de explicar. Fui el primero en abrazar al Pity y eso es lo lindo.
– Una vez el Piri Vangioni dijo que cuando se sentía mal por cómo jugaba o algo similar, miraba el centro que le tiró a Alario en la final 2015 y se le pasaba, ¿mirás el partido con Boca y pasa algo similar?
– Y… muchas veces uno se aferra a lo que lo hizo fuerte. Por ahí, en los malos momentos sí trato de ver videos de momentos buenos para volver a agarrar confianza, tratar de tranquilizarme y volver a las bases que a uno lo hizo fuerte. Pero más que nada veo de vuelta la final con Boca por el orgullo que uno siente, por la alegría, por algo histórico, y la verdad que cada vez que lo veo me emociono mucho más, se me pone la piel de gallina. Uno sigue viendo cosas que en ese momento o que por ahí ahora no se las acuerda.
– ¿Luego de un 2017 irregular y la regularidad del 2018, cómo apuntás a este 2019 personalmente?
– Este 2019 lo tomo de una manera tranquila y obviamente, sabiendo lo que exige River, lo autoexigente que es uno consigo mismo, y siempre tratando de mejorar. Creo que siempre hay margen de mejora y siempre uno se puede superar y aprender. No trato de pensar en lo que pasó sino en seguir disfrutando de esto, seguir ayudando a mis compañeros, marcando muchas veces el camino con los más grandes para seguir consiguiendo cosas. Como decía antes con lo de Joni Maidana, que te enseña mucho tener siempre hambre de triunfos, nunca conformarse, que eso también, es algo que me ha pasado en la vida: nunca fui conformista. Ahora, tranquilo, tratando obviamente, de seguir mejorando mi juego y de darle cosas al grupo.
– Gallardo remarcó en conferencia tu “espíritu amateur”, por cómo entrenás y te exigís cada día, más allá de toda tu experiencia y lo que ganaste, ¿qué pensaste cuando escuchaste esto?
– Primero lo leí y después lo escuché, y me llena de orgullo que Marcelo, con todo lo que representa, y siendo uno de los mejores técnicos del mundo, haya dicho eso. Que te tengan así valorado es… No te entra la alegría en el cuerpo. Pero así como te llena de orgullo, también te implica no defraudarlo, a seguir siendo como antes y aún mejor. Entonces, nunca hay que estar tranquilos, nunca hay que conformarse y obviamente, que es un técnico que sabe cómo sacar el máximo provecho de cada uno y eso hay que aprovecharlo.
– ¿Cómo ves el grupo de la Libertadores 2019, los candidatos del torneo y el compromiso de una nueva final como será la Recopa Sudamericana?
– Un grupo difícil, toda Copa Libertadores hay que jugarla y nunca hay grupos fáciles. El fútbol es muy cambiante, muy sorpresivo, y te puede dar disgustos también. Así que hay que encararlo siempre de la misma manera, con la misma intensidad, la misma seriedad. Y candidatos no hay, la verdad que no me gusta dar candidatos. Es una copa muy difícil y obviamente, que por ahí viajes y demás cosas también a veces terminan jugando un papel a favor o en contra de cada uno. Lo tomo con tranquilidad y pensando en los partidos que tenemos por delante. Y la Recopa va a ser como todo, una final como son todas las finales, difíciles y habrá que estar tranquilos y ponerse a pensar y concentrarse en eso cuando sea el momento.
– ¿Te teñiste la barba por la final de 2018, si meten el bicampeonato se viene una promesa más grande?
– No, no, promesas no hago. Eso salió justo con el Chino Martínez Quarta y Montiel, que ellos habían dicho eso y justo pasaba por su habitación en la concentración y me dijeron “vos te teñís la barba”, y dije bueno. Después pasó y me la teñí, pero no, trato de no hacer promesas. Trato de concentrarme en lo que tenga que hacer y después, se ve si alguno hace alguna cosa u otra, pero la verdad es que lo único que quiero es ganar y seguir ganando.