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El estreno inolvidable de un juvenil Gallardo

Revista 1986 se reunió con jugadores que quedaron en la historia por sus goles en La Boca. En 1994 fue la tarde del Muñeco Gallardo.

Por Marcelo Gallardo

Es difícil olvidar ese partido de noviembre del 1994. Pero siempre recuerdo el contexto de esos días porque sin duda después de ese encuentro, mi vida cambió para siempre. Fue mi primer Superclásico jugando de titular. Yo tenía 18 años y fue un acontecimiento importante y más, después del 3-0 que conseguimos. Ese día no sólo goleamos en La Bombonera sino que brillamos. Jugamos excelente. ¿Cómo me voy a olvidar de ese día? Imposible. Fue un partido terrible y aunque sólo hice un gol de penal, lo disfruté mucho.

Me acuerdo que estábamos peleando el campeonato y un resultado favorable nos ponía muy cerca de lograr el título. Entonces, tenía un condimento especial ese partido. Lo que más recuerdo es el post partido. Volvimos en el micro hacia River enloquecidos cantando, revoleando las camisetas. Yo no caía de la emoción. Me resultaba extraño asimilar todo lo que había pasado. Le repito que era un pibito y tenía tan sólo 18 años. La camiseta de ese partido la regalé. No me acuerdo a quién. Es más, todas las camisetas que pude, a lo largo de mi carrera, las regalé.

“Todos los partidos con Boca son especiales, pero si hacés un gol y River gana, eso te marca para siempre”.

Para mí fue la gloria marcar un gol en esa goleada histórica de River en La Boca. Una de las cosas que nunca me voy a olvidar fueron las palabras de Hernán Díaz. Cuando el árbitro marcó el penal, rápidamente, él toma la pelota y me mira, se me acerca y me dice: “Tomá, patéalo vos”. Me dio una confianza tremenda. Me motivó como loco que un referente como Hernán haga una cosa así. Y yo, con la inocencia y con la inconsciencia que implicaba ese momento agarré la pelota e hice lo mío. Repito: a los 18 años no te das cuenta de lo que estás viviendo. Con el tiempo valorás las posibilidades que el fútbol te da.

Todos los partidos con Boca son especiales, pero si hacés un gol y River gana, eso te marca para siempre. Son recordados por mucho tiempo. Y para alargar la alegría, a los pocos días salimos campeones invictos. Fue todo genial. Sé que eso vive en la memoria de los hinchas. Yo a River le di mis mejores años de fútbol, eso traté. Di todo lo que estuvo a mi alcance. No me reprocho nada. Y obvio que tienta si Ramón me llamara para jugar un ratito en La Boca, pero ya está. Soy un ex jugador, ya lo asumí.

Es un placer poder participar de este número especial del Superclásico. Conocí este proyecto de Revista 1986 cuando Seba Srur me la dio en mano en el vestuario en Jujuy en diciembre pasado cuando hicimos la despedida del Burrito Ortega. Sigan así, se nota la pasión que le ponen en cada laburo. La misma pasión que poníamos nosotros desde adentro cuando salíamos a la cancha vistiendo la camiseta del mejor club del mundo.

ESTE ARTÍCULO PERTENECE AL N°18 DE REVISTA 1986

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