Con el corazón en la Manu
Fanático de la banda desde chico, rechazó millones de dólares para lograr uno de sus sueños: salir campeón en el Monumental. La historia de Manuel Lanzini.
Oriundo de la ciudad bonaerense de Médanos, el “Lanza”, hizo sus primeros pasos en el baby club “4 de Mayo” de San Antonio de Padua. Luego, siempre detrás de la carrera de su padre Héctor, quien fuera enganche de Deportivo Morón, Alem, Midland, Argentino de Merlo, Douglas Haig y Sporting Cristal de Perú; pasó al 77 FC de Morón. Allí, dio su primera muestra de carácter. Luego de un partido contra Social Parque en el que se lució, llamó la atención de Ramón Maddoni, descubridor de talentos juveniles. El ojeador, vinculado a los primos, le ofreció vestir la camiseta de Boca en infantiles. La respuesta de Manu fue terminante: “No, a Boca no voy, yo soy hincha de River y quiero jugar en River”.
INFERIORES Y GEN RIVERPLATENSE
Tras su trunca llegada a las infantiles del club xeneize, Lanzini comenzó a jugar en Vélez, por la cercanía de la Villa Olímpica con su casa. Tras dos años llegó el momento de ser fichado por la institución de Liniers y otra vez plantó bandera: “Quiero jugar en River”, insistió el pibe que sabía lo que su corazón sentía. Esta ambición, casi caprichosa, que sólo se explica en el amor por lo colores, lo llevó a mover cielo y tierra hasta lograr su cometido. Con nueve años fue a probarse a Villa Martelli y el mismo día fue seleccionado para formar parte de las filas en las divisiones inferiores de River Plate.
En sus comienzos, destiló talento jugando como enganche, pero lo atrasaron para ubicarlo como mediocampista izquierdo. No fue fácil para el 10 hacerse un lugar. Debió superar una serie de pruebas hasta que finalmente, Pedro Vega, ex jugador y DT del club, lo mandó a fichar.
En 2008, con el equipo de la Octava División, obtuvo la liga de esa categoría y Lanzini hizo nueve goles, dos menos que Leonardo Salguero que era su compañero de ataque. El 2 de noviembre de 2008, River Plate venció 3-0 a Boca Juniors y Manu anotó dos goles y asistió a Salguero en un gol en lo que fue una actuación consagratoria a nivel juvenil. Así el “pibe 10” anticipaba su llegada al gol y su racha contra Boca.
DEBUT Y DESPEDIDA
El técnico que le abrió las puertas de Primera fue Ángel Cappa. En la pretemporada 2010 lo sumó al plantel profesional y le dio minutos en los amistosos de preparación disputados en la provincia de Salta. Su presentación fue en el segundo partido de dicha gira, ante Central Norte, cuando remplazó nada menos que a Ariel Ortega. Luego, jugó ante Juventud Antoniana, donde completó una interesante labor llamando la atención de propios y ajenos, como una de las figuras del partido.
Cappa apostó fuerte por el “paladar negro” para afrontar la difícil temporada que se avecinaba y decidió poner al joven Manu de titular en el primer partido del campeonato, ante Tigre. El 8 de agosto de 2010, Lanzini alcanzaba su primer sueño, debutar en la Primera de River en un partido oficial. El encuentro finalizó 1 a 0, pero “Manu” tuvo una labor discreta y fue remplazado en el entretiempo por Facundo Affranchino. Con apenas 17 años, las primeras armas ya estaban hechas.
Al partido siguiente, ante Huracán, le tocó ocupar un lugar en el banco de suplentes pero a la fecha siguiente, ante Independiente, volvió a tener su oportunidad debido a la suspensión de Ariel Ortega. Esta vez sí demostró que era digno de vestir el manto sagrado, dando una asistencia a Rogelio Funes Mori para que convierta el gol de la victoria por 3 a 2.
El arranque de Manu y del equipo era promisorio, pero, el 5 de septiembre, durante el partido ante Vélez, debió ser reemplazado luego de que una fuerte infracción de Leandro Somoza le provocara un desgarro muscular. Su reaparición sería recién en la duodécima fecha ante All Boys, donde tampoco logró completar una buena actuación y fue reemplazado nuevamente.
Al finalizar el campeonato, decretado el “peor momento de la historia de River”, Manolito llegó a un acuerdo con el Fluminense y fue cedido a préstamo por un año a cambio de 400 mil dólares y una opción de compra de 15 millones de euros. Matías Almeyda ya le había anunciado que priorizaría al Chori Dominguez y a Fernando Cavenaghi como titulares y que su idea era jugar sin enganche, por lo que Manu no dudó e hizo las valijas rumbo a Rio de Janeiro.
SOL Y PLAYA, PERO SIN RIVER
En su etapa como jugador del Fluminense, Lanzini disputó 28 partidos en los que convirtió tres goles. Allí logró sus, hasta ahora, únicos títulos como jugador profesional: el Campeonato Carioca (disputado por los equipos de Rio de Janeiro) y el Brasileirao, imponiéndose entre los 20 mejores equipos del país vecino.
En Brasil, Manu nunca logró afianzarse como titular, pero fue muy bien tratado por la hinchada del “Flu” por ser considerado el sucesor de Dario Conca, otro ex River quien supo brillar con la camiseta tricolor durante tres años.
De su etapa en el vecino país, el “Lanza” destacó la comodidad de vivir a una cuadra de la playa y de poder disfrutar del sol y del calor junto al mar, luego de los entrenamientos. Además, de las tardes de fútbol playa y la experiencia de jugar en una liga súper competitiva como la brasileña.
Al finalizar su préstamo, el equipo carioca quiso retenerlo pero en River se negaron. Ahora Almeyda sí lo tenía en sus planes para enfrentar la vuelta a Primera.
#10
Cuando regresó a la Argentina, se reunió con Matías y otra vez más, demostró su personalidad pidiéndole usar la dorsal #10: “Yo me siento capacitado para vestir ese número, me gustaría ponérmela”. El pelado estuvo de acuerdo y el “Manu” alcanzó otro de esos sueños que tenía de pibe, cuando la gastaba jugando al baby.
Sin embargo, en la etapa de transición que significó el primer torneo luego del regreso a la máxima categoría del fútbol argentino, pocas veces pudo jugar de enganche ya que el técnico lo utilizaba como carrilero por izquierda, como le sucediera en inferiores. En un campeonato irregular para todo el plantel, no se lució, aunque logró algunos goles importantes.
LA CONFIANZA DE RAMÓN
La llegada del riojano al banco de suplentes del Monumental fue muy importante para Lanzini. Los equipos del pelado Díaz suelen jugar con enganche y eso le abría nuevas oportunidades para demostrar su capacidad. Llegaron refuerzos y el esquema táctico se fue modificando, pero el Manu parece ser una pieza intocable para el técnico millonario, quien dejó en claro que lo considera como media punta que en definitiva es donde mejor le rinde al equipo.
El desempeño de Lanzini, si bien tuvo algunos altibajos, fue de los más determinantes en el andar del equipo en esta nueva etapa de Ramón. La confianza y la continuidad empiezan a dar sus frutos y partido a partido va dejando una mejor imagen al hincha de River.
Manu sueña en grande. Así lo hacía de chico cuando se imaginaba debutando en el Monumental pero ahora sus fantasías crecen. Quiere dar la vuelta vistiendo la banda roja, lograr un torneo internacional, hacerle goles a Boca. Este “10 de corazón bien riverplatense” cuanta con una ventaja: todo lo lindo que se imaginó, con el tiempo se fue cumpliendo.
NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN Nº23 DE REVISTA 1986 (SEPTIEMBRE DE 2013)